martes, 23 de octubre de 2012

DIA 1: SANTA POLA-ELDA

Miércoles, 5 de Septiembre
Cuando en septiembre del año pasado regresé de Santiago ya sentía la necesidad de volver al Camino y empecé a plantearme que por qué no empezar desde la puerta de casa.
Así que con la ilusión de salir desde mi pueblo y con la incertidumbre de desconocer donde estaba  mi punto de no retorno, el miércoles 5 de Septiembre, a una hora tan poco peregrina como las doce del mediodía, inicié mi Camino del Sureste tras un largo año de espera y con dos días de retraso sobre lo previsto.


Los primeros kilómetros transcurren por pedanías rurales de Elche (Perleta, Maitino, Jubailcoi y Les Salades), con un paisaje agrícola pero nada bucólico, ya que hay que cruzar varias carreteras locales, amén de una nacional, una vía rápida de doble carril que une Elche y Alicante, y finalizando con dos autovías (la A-7 y la A-31).
Lo cierto es que a los diez kilómetros casi se me acaba la aventura cuando salió a mi encuentro un “simpático” rottweiler sin bozal que me obligó a emular a Mark Cavendish durante 200 metros.







Restos de acueducto romano


Tras casi  30 kilómetros de asfalto y más tráfico de lo deseable llegué a Casas de Alenda, una urbanización con campo de golf situada junto a la autovía de Madrid y que es mi último punto de referencia antes de llegar a Orito. Como son ya más de las dos y el sol empieza a apretar, decido hacer mi primera parada junto a un supermercado de la urbanización y comprar un par de refrescos para acompañar la comida que llevaba.
El refrigerio transcurre ante las miradas de curiosidad y desconfianza de los vecinos que regresan a sus casas en coches de gama alta o a pie arrastrando el carro con los palos de golf. Igual pensaban que  iba a acampar allí…………..

Una vez reanudada la marcha consigo encontrar una senda donde ya se divisa la ermita al fondo, mientras hacia al este todavía se puede contemplar el mar.



Ermita de San Pascual al fondo


Una de las últimas vistas del mar



El camino finalmente desemboca en un tramo de carretera muy empinada pero ya a escasos metros del monumento al Camino de Santiago y Santuario de San Pascual Bailón.








Para proseguir camino hay que descender por la misma carretera en dirección a la aldea de Orito y ya empiezo a encontrar flechas amarillas y otras señales indicativas, por lo que en poco tiempo llego a Monforte del Cid y a Novelda, donde aprovecho para cargar agua y repasar en la guía el tramo hasta Elda, que no lo tenía del todo claro.





Reloj de sol en la Plaza de España (Novelda)


Monumento de Jorge Juan



Salgo de Novelda y llego al cauce del río Vinalopó sin gran dificultad pero a partir de aquí empiezo a echar en falta un GPS. Hay señalización, aunque no sea tan profusa como en el Camino Francés, si bien no vendría del todo mal que repintaran las marcas. Si a esto se le suma que a servidor le falla el comodín del cincuenta por ciento (que el camino va a la derecha del río pues tomo el de la izquierda, y viceversa), pues ya tenemos el lío.



Santuario de La Magdalena


Camino a ninguna parte

Ya queda menos............

Me voy orientando más o menos hasta que paso por debajo de un puente metálico pintado de azul (Pont de la Jaud) pero, pasado este punto, continuo recto cuando debería haber cruzado al otro lado del río, ya que veo a la izquierda un paseo junto a un polígono industrial que anuncia la cercanía de Elda pero no veo por donde cruzar. El camino que sigo va en ascenso y acabo sorteando bancales de olivo hasta que me topo con una valla que condena la senda.
Ahí me quedo con cara de tonto, viendo la ciudad pero sin saber cómo llegar a ella. Hay unos chalés cerca pero dudo en “allanar” uno de ellos no vaya a ser que me reciba algún perro con pocas ganas de recibir visitas. Cuando me doy media vuelta aparece un propietario que se apiada de mí y me indica cómo salir de esa partida rural, de nombre La Jaud. Una vez localizada la carreterilla que parece que me lleva en la buena dirección me encuentro con que no tengo acceso a la carretera al estar vallada.
Me paro a comer algo y de paso a contar hasta cien, aunque me entra la risa de pensar que estoy perdido a poco más de una hora de coche de mi casa.
Finalmente un ciclista me indica la manera de salvar la carretera y llegar a Elda. Son ya las siete y media pasadas, y aunque en principio quería haber llegado a Sax, decido que es hora de parar por hoy.
Me alojo en un hotel céntrico, el Santa Ana, junto a la iglesia del mismo nombre, muy sencillito y con una habitación minúscula. Vamos, que no había mucha diferencia con una litera de albergue, salvo por el precio. Pero eso es lo que tocaba hoy.
Huelga decir que no me he encontrado con ningún peregrino en toda la jornada...............

No hay comentarios:

Publicar un comentario