domingo, 22 de diciembre de 2013

DIA 13: MOMBUEY-PADORNELO

Domingo, 15 de Septiembre

La noche, dentro de lo que cabe, la pasé sin novedad. Los picores que sentí nada más acostarme los achaco más a la sugestión que a otra cosa. Lo positivo de dormir en un lugar con pocas comodidades es que no tienes tentaciones de remolonear en la litera. De hecho, los siete que pernoctamos allí ya estábamos preparados para partir antes de las ocho. Nos deseamos buen camino y a empezar el día cada uno a su aire.




El camino para salir de Mombuey es, a priori, sencillo. Desde la misma calle donde se encuentra el albergue avanzas unos treinta metros en dirección a la iglesia y en la primera esquina giras a la derecha. Así de fácil. Pues yo sigo recto hasta que al kilómetro me topo con la autovía. Al menos el despiste mañanero me sirvió para ver el campanario de la iglesia desde otra perspectiva.



El camino discurre al principio en paralelo a la carretera para, poco a poco, alejarse de ella. Para llegar a la siguiente población del día hay que tomar el enésimo desvío provisional por obras. Alcanzo a la peregrina alemana y la acompaño hasta Valdemerilla. No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que ha estado tratándose de una grave enfermedad. Otro ejemplo de superación personal.





El camino discurre atravesando pequeñas poblaciones,  y tengo la compañía fugaz de algún conejo e incluso de un ciervo que, si bien cruzó sin mirar al menos tuvo la precaución de hacerlo diez metros delante de mí. Ya hubiera sido de nota que me hubiera atropellado, ja,ja,ja








En Asturianos me reencuentro con los franceses. Y también es la última vez que iba a coincidir con los alemanes, que iban a quedarse en Puebla de Sanabria recuperándose de su gastroenteritis.
Para llegar a Puebla de Sanabria ya no abandonamos la carretera. Impresiona ver su famoso castillo aunque declinamos subir hasta allí, que no es cuestión de ir derrochando fuerzas, y en su lugar almorzamos en una terraza de la zona baja de la ciudad.



De camino a Requejo ya empiezan a dejarse ver las montañas que hay que superar para llegar a Galicia. De hecho, los últimos kilómetros hasta este pueblo ya son en subida. Como son cerca de las dos de la tarde, hacemos una parada junto al Ayuntamiento y damos cuenta de unas porciones de empanada de carne que compramos en Mombuey, ya que se supone que a partir de aquí empieza lo duro.





Los franceses, para variar, se ponen en marcha antes. Quedamos en vernos al final del puerto. Mientras, yo voy a “mentalizarme” durante media hora a un bar cercano mientras me tomo un café.
La ascensión al Padornelo la hago por carretera. Por lo que había leído soporta muy poco tráfico y es un puerto muy tendido, con pendientes “suaves”. Circulación hay muy poca, es cierto, ya que la mayor parte de los vehículos van por la autovía. En cuanto a lo de la suavidad de las pendientes pues depende del estado de forma de cada cual. En mi caso se me hizo muy largo. Pero era más psicológico que físico.
A ver cómo lo explico: calzada ancha, largas rectas, sin apenas curvas ni puntos de referencia, donde cuesta apreciar visualmente el desnivel. En las piernas sí porque iba totalmente clavado. Por mucho que pedaleara me daba la impresión de que no avanzaba, que me encontraba siempre en el mismo lugar. Más de una vez miraba hacia abajo para asegurarme de que no había perdido la cadena….
El puerto de marras me tenía aburrido cuando recibo la llamada de Henry para saber por dónde andaba. Si hasta los “chavales” se están cansando de esperar al “manta”, ja,ja,ja.
Les digo que tengo a la vista unos túneles y me contesta que ellos ya están al otro lado. Lo que sucede es que eran los túneles de la autovía y el de la Nacional  estaba un poco más arriba. Pero toda subida tiene su final y por fin coroné. De los tres teóricos “cocos” del Camino Sanabrés, porque hay alguno más, éste fue el que más se me atragantó.







Tras atravesar el túnel veo a los franceses junto a unas naves de mantenimiento de carreteras. Ellos inician el descenso mientras yo me quedo unos minutos fumándome el cigarrito de la “coronación”. En vista del “éxito” obtenido decido dejar la subida a La Canda para mañana y terminar la etapa en Lubián. Mientras desciendo veo que el dúo galo se ha detenido junto a una gasolinera a la altura de Padornelo. En un principio habían parado para hinchar las ruedas pero advirtieron que había al lado un hotel de carretera que no tenía mal aspecto y finalmente acordamos alojarnos allí.
Creo que fue una buena decisión. Así podía hacer una colada de urgencia con garantías de que estuviera todo seco para el día siguiente y cenar pronto. Y las vistas son espectaculares….



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